miércoles, 1 de mayo de 2013

Necesidades. Cosas que queremos. Anhelos. Sueños. Fantasías. El origen de las cosas que no tenemos puede tener muchas naturalezas distintas: puede ser algo sin lo que no podamos seguir, algo superfluo, algo que nos motiva a levantarnos, algo que sabemos inalcanzable pero nos ayuda a lidiar con la realidad, algo que creemos imprescindible pero nos sobra cuando por fin llega. Esto es algo objetivo dentro de la subjetividad de cada uno; cuando nos preguntamos acerca de por qué queremos lo que queremos, necesitamos que los demás puedan identificarlo para recibir apoyo. Sin embargo, cuando tratamos de etiquetar esos vacíos y calificarlos de esenciales o banales; cuando todo lo que nos quita el sueño puede llegar a definirnos ante el mundo, la cosa se vuelve más seria. Lo que para uno es de vital importancia para otro es algo superfluo y, por mucho que intentemos respetar a los demás, por mucho que evitemos los prejuicios, estos acaban por sobreponerse a nosotros y nos imponen ideas casi siempre erróneas sobre aquella persona a la que creíamos conocer.
Malas pasadas nos da la mente cuando algo con lo que no contábamos irrumpe en nuestro camino y nuestra parte racional nos suplica dejar pasar el tiempo y no tomar decisiones en caliente. Juzgamos a las personas que amamos cuando cometen un error, y perdonar el dolor causado nos cuesta, a veces demasiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario