domingo, 21 de abril de 2013

Será la primavera, pero últimamente todo el mundo habla de bebés. Mis amigos, mis profesores, mi madre. Tenerlos, no tenerlos, el "instinto", el reloj biológico. El egoísmo. Mi madre dice que ser madre es ser un poco egoísta. Os pongo en situación...
Hablamos de una chica con ásperger (muy leve, pero ahí está) que quiere irse a estudiar fuera. Ella defiende el miedo de su madre, dice que es normal que no esté por la labor de dejarla ir, que sólo piensa en su bienestar; yo me enfado y le digo que actuar eso sólo perpetúa un estereotipo, que además de frustrar a la chica, le impide crecer y desarrollarse como adulta, que, si no la deja ir, sólo es para poder dormir tranquila, para no tener que lamentarse si le pasa cualquier cosa, para no tener que recurrir al "no tenía que haberlo permitido" y que esa actitud es egoísta. Entonces me suelta la frase lapidaria, que ser madre es ser un poco egoísta, y yo me quedo a cuadros.
A cuadros, a rayas, a rombos, no sé cuál es el estampado de moda, pero mi cara fue un poema, eso seguro. Esa afirmación, tan rotunda, tan sincera, me ha decepcionado. No me puedo creer que ninguna madre pueda pensar eso, menos decirlo en alto, pero está visto que si. Esto me lleva a mi siguiente punto: si algún día (no sé cuándo, pero si supongo que tras haber encontrado a la persona adecuada) decido traer vida a este mundo, nunca será un acto egoísta.

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