La vida y las fiestas. La vida, como las fiestas, pasa. Ocurre, queramos o no.
Nacemos sin que nadie nos consulte, de igual manera que las fiestas son, aunque no participemos de ellas. Nuestra vida puede pasar, y es el caso para muchos, sin pena ni gloria; los días se escurren entre libros, tele y la rutina más implacable, o un montón de movimiento (poco importa la diferencia si no tenemos un momento para pararnos y pensar, saborear cada paso que damos e integrarlo en algo más grande).
Sin suponer que esto sea un proceso gradual, quizás sea sensato hablar ahora de la primera vez que nos atrevemos a franquear la puerta a lo desconocido. Llega un día en que algo nos pica y saltamos del sofá o, simplemente, nos plantamos frente al espejo para cuestionarnos el por qué de esa corbata que se ha integrado en nosotros. Nos paramos y, ey! algo cambia. Nos atrevemos a hacer algo diferente, a llamar a ese amigo cuyas invitaciones hemos declinado varias veces. Quizás el primer contacto con la realidad sea extraño, pero ya hemos dado un paso.
Vamos normalizando aquello de salir y ver más allá; nos miramos con otros ojos y empezamos, qué paradoja, a vivir pensando en nosotros mismos. Ya no nos sentimos incómodos al hablar de sentimientos o pensar en nuestras propias prioridades; es más, llega el día en que miramos a otra persona y nos decidimos a contarle eso que tanto nos preocupa. Cuando queremos acordar, los primeros rayos de sol entran por la ventana, y los restos de toda la noche yacen ya en el fregadero y varias bolsas de basura. La complicidad nos ilumina y nos completa.
Nos sentimos más fuertes, radiantes y vivos. Hemos pasado una semana preparando con ilusión la que será... ¡nuestra primera fiesta! La vida es una sucesión de días y merece la pena compartirlos con los demás. Apoyarnos en ellos y dejarnos sorprender por todo lo que podemos aportar a las personas que queremos. Descubrirnos a nosotros mismos, con nuestras cosas buenas, nuestras cosas malas y todas las ilusiones que podamos imaginar.
Vivid, compartid y, sobre todo, no os olvidéis de lo más importante: que cada paso que deis os haga felices. Porque esta fiesta no es eterna y hay que aprovecharla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario