Las redes sociales son muy útiles. Todos las utilizamos, cada uno a su manera, pero nadie puede negar esta evidencia. Para mí son, además de una vía de comunicación con mis amigos, una manera fácil y algo impersonal de expresar. ¿Impersonal un blog que refleja sentimientos? ¿Sólo con mis amigos? Aquí viene el cacao, la mezcla, la fina barrera entre mi nube privada y la infinidad de Internet.
La comunicación directa no presenta problemas; la indirecta...tampoco. Pero, ¿qué pasa cuando busco menos privacidad que con el papel pero más que la que facebook me ofrece? ¿Sirve el blog? Sí y no; sí, porque no mucha gente lee esto (y si lo leen, no me lo dicen). No, porque no siempre escribo todo lo que me apetecería, por si acaso...
Hoy me apetece hacer mi particular sum up. ¿Del verano, de las últimas horas? ¡Yo qué sé!
La gente es muy importante y a veces, no nos damos cuenta. Hay que moverse por las personas; hay que atreverse a mirar de frente, a decir te quiero, te apoyo, te necesito, creo en ti. Hay que saber que los demás nos necesitan, que necesitamos a los demás. Que hablar es pensar, pero que llega un momento en el que tenemos que sacar esas ideas de la cabeza y cimentarlas en el mundo real, que eso es muy complicado. Que tenemos que querernos a nosotros mismos, y querernos mucho; es esencial para que los demás puedan llegar a nuestro mejor yo.
Y...esto, ¿qué? Suena bien, sí. Pero tantas palabras profundas merecen un cambio de actitud; tantas cicatrices merecen reconocimiento. Tanto cansancio de no hacer nada merece que me de una oportunidad y me ponga a luchar por lo que quiero. ¿Seré capaz? ¿Encontraré la fuerza que me mueva antes de desanimarme?
preguntas, preguntas,...
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