lunes, 25 de junio de 2012

Se hizo el silencio y nadie se atrevió a darle al play. A todos se les pasaba por la cabeza el comentario de la noche anterior. La posibilidad de que fuera cierto les bloqueaba. Si el silencio era el lenguaje del amor, ¿suplía la música sus carencias afectivas? ¿Ahuyentaban a las musas tantas tardes de lecturas en voz alta?
La tensión generada en aquel instante y el miedo que los llevaba consumiendo tantos años salieron entonces al encuentro. La complicidad facilitó los trámites, la intimidad calló todas las preguntas. Se dejaron llevar. Sin querer. Por primera vez en su vida.

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