En la vida, hay momentos que no se repiten. Son pequeños toques de magia que a veces nos iluminan, otras pasan desapercibidos.
Quizá ese cobarde no fuera algo muy pensado y por eso es ahora que me viene a la memoria; quizá a veces, todo el universo conspira bajito a nuestras espaldas y pone en nuestras gargantas, inocentes, la primera tempestad después de tanta calma. Me muero de miedo, y quizás tú, sin saberlo, ya lo sabías.
Quizá por eso ayer se me escapaban de la pluma ecatombes y granitos de arena: dramas y soluciones se mezclaban en el papel sin fin ninguno, y ahora que las necesito, no aparecen.
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