miércoles, 14 de diciembre de 2011

metáfora

¿Quién no ha tenido alguna vez un pelo bajo la piel? Imagino que cualquiera que se depile, o que simplemente se mire un poco, ha visto que a veces, tenemos pelitos "atrapados" por piel muerta que van haciendo un pequeño pero molesto granito.
¿Y qué hacemos entonces? Los más pacientes me dirán que la mejor idea es rebuscar en el neceser hasta encontrar una buena exfoliante, para quitar lo que sobra, y una hidratante para no dejar la piel al aire. Y repetir el proceso con asiduidad, y no dejar de mimar la piel y sobretodo (sobretodo!) no meter las uñas, que piel solo tenemos una.
El otro grupo, el de los impacientes o los descuidados, cogerían la pinza que siempre llevan consigo y preguntarían donde está el pelo en cuestión; y la crema...bueno: si la llevan en el neceser puede que te echen un poquito para hidratar y calmar la zona.

Los problemas, las adversidades, las complicaciones funcionan de la misma manera. Podemos cuidarnos o insistir; ponerles cura desde un principio o esperar a sufrir la consecuencia de haber metido el dedo en la yaga.

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