miércoles, 14 de septiembre de 2011

Desde el fondo del armario

Cambios. Cambian la ropa, la moda, las estaciones, la rutina. Cambian los amigos (de sitio) y los libros de estantería. Cambian las relaciones, con nosotros mismos y con los demás. Cambian la tecnología, la comunicación, la expresión, el arte. Evolución, avance, introspección. Cerramos círculos, abrimos cajones, movemos cosas de sitio y nos cortamos el pelo, porque vuelve a crecer; el caso es no parar, por si acaso.

Hoy he decidido cambiar hasta de gafas, y me gusta. Hoy saco la ropa del armario y lleno el suelo de colores, de telas, de noches de fiesta y tardes de café; de horas de teléfono y lágrimas en la manga de aquella camisa. Hoy entro en el armario refugiándome de un calor inesperado a estas alturas, y respiro. Porque el tiempo no pasa en balde ni las cosas por casualidad. Miro atrás, observo a mi alrededor; ¡no me acordaba de esos zapatos! pero tampoco de aquella noche llena de copas de martini, sin martini. ¿Y mañana? De largo, que dan lluvia; bota alta: mejor pasar calor y no mojarse (cuanto miedo me dan las batas blancas)

Es momento de pararse y pensar, de volver a empezar, de mirarse al espejo, reconocerse y seguir. Porque el espectáculo debe continuar, aunque intentemos adaptarlo a nuestro ritmo.

Las emociones, esas también cambian. Se toman su tiempo, no dan explicaciones: llegan, se van, vuelven, lloran, ríen,... y si no te gusta tienes dos problemas. A ellas, tu estabilidad emocional, el sano punto medio y las noches de ocho horas se las trae el pairo; son las que te llevan a escuchar esa canción que sabes que no debes, o a mandar ese email que no te conviene en absoluto. A veces, pocas, nos dan alegrías y por eso las conservamos. Son nuestro fondo de armario, eso que no pasa de moda, que siempre queda bien: esa petite robe noire que nos salva las veladas más inesperadas, y más divertidas.

Empieza una etapa en la que cambiar el cd no es opción sino necesidad: se ha rayado, no hay lector que pueda con él. La música no puede dejar de sonar porque solo llevamos 20 minutos de película. Así que te invito a mi sofá; podemos colocar la ropa en las perchas mientras le quitamos el polvo a los libros y abrimos las ventanas para que entre la luz. Con nostalgia abriremos álbumes de fotos, prometiéndonos que miraremos hacia delante y viviremos sin temor. Por que por algún sitio hay que empezar, digo yo.

2 comentarios:

  1. Lo canto Mercury, "The show must go on".

    Si no cambiamos y nos estancamos en el pasado, si no nos atrevemos a avanzar, acabaremos viviendo una mentira, porque el pasado pasó y siempre hay que vivir el presente :-)

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  2. http://bibliotecavirtualut.suagm.edu/pcoelho/pc/Coelho_Paulo_El_Zahir.pdf
    página 120

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