¿Qué circunstancias llevan a una mujer joven a sentarse cada tarde en el mismo taburete buscando conversación y repitiendo que "no espera a nadie?
Yo tampoco lo entendía cuando, siendo más pequeña pero menos ingenua, me disfrazaban la realidad de capuchón rojo y cesta de dulces; ¿cómo coño iba ella a hablar con él? Todos sabemos que las chicas guapas no hablan con extraños (sí Ángel, todo el mundo lo sabe: humo, ceniza, lejanía; memento homo).
El cielo ardió y todos fliparon. Pero iban muy fumados, así que nadie se extrañó. Al día siguiente salieron en las noticias, no por fumados pero por ser los únicos que no corrieron al ver el incendio, así que estaban morenos. En Diciembre.
Una rendija de luz se coló por el rayo de la persiana, y el sol de Madrid anunció un nuevo día, sin ser consciente de lo que estaba haciendo. Se levantó, se vistió (ella, no la rendija ni el rayo) y salió a la calle. Ante ella pasó un sonriente conejo que le hizo pensar en ecología, tizas y servilletas. Quizás volvieran a salir en el periódico. O no.
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